lunes, 2 de junio de 2008

EL DESGOBIERNO METROPOLITANO

La racionalidad siempre puede quedar sacrificada por los intereses del poder político. Valga como ejemplo, la gestión de la realidad metropolitana de Valencia. Zaplana eliminó, sin racionalidad alguna, el Consell Metropolità de L’Horta, un órgano raquítico y mediocre por voluntad política, aún cuando difirieran las motivaciones. Para poder gestionar algunas de las inevitables competencias del organismo disuelto se crearon unas entidades con denominación imposible como si con ello se pretendiera eludir el conocimiento de su existencia: el EMSHI y el EMTRE. Ya me dirán qué ciudadano puede conocer tales engendros.

Estas entidades han asomado a nuestra actualidad con dos noticias poco edificantes. En un caso, mediante una pretendida operación inmobiliaria rápidamente abortada con demasiadas sombras. En el otro, a través del anuncio de una nueva tasa que habría de pagar el ciudadano de una metrópoli inexistente por los servicios del tratamiento de la basura. Ambas noticias evidencian el oscurantismo o, lo que es lo mismo, la ausencia de transparencia y de control ciudadano. Si en municipios de L’Horta un tema como la tasa de basura ha constituido un arma electoral capaz de derrocar gobiernos municipales, en este caso la acción de control es imposible. Otro engendro que burla también la realidad metropolitana es la ETM dedicada al transporte metropolitano, pero nada hay para coordinar el urbanismo, la actividad económica, de servicios, etc.

En fin, se pongan como se pongan, un Consell centralista, una alcaldesa de reinado intramuros y unos alcaldes que se creen neoyorkinos, la realidad metropolitana es una realidad sin gobierno.