martes, 15 de julio de 2008

Abalos apela a su sintonía con Zapatero para presentar su candidatura a liderar el PSPV

El presidente del PSPV de la ciudad de Valencia, José Luis Abalos, anunciará formalmente hoy que optará a la secretaría general del partido el próximo mes de septiembre. El viceportavoz socialista en el Ayuntamiento de Valencia es el primer aspirante que confirma sus opciones después de que el PSOE haya celebrado su congreso federal, que ha situado como nueva secretaria de Organización a la alicantina Leire Pajín.De hecho, esa designación como nueva 'número tres' del partido condiciona de forma inevitable el proceso que culminará dentro de dos meses. La candidatura de Abalos tampoco es ajena a esa circunstancia. De hecho, el que fuera candidato a la secretaría general en el congreso celebrado en 2000 en Alicante ha mantenido una posición política de apuesta por el cambio que ha coincidido en todas las ocasiones con la defendida por Pajín. Esa circunstancia, unida al apoyo que Abalos dio a José Luis Rodríguez Zapatero en el 35 congreso del PSOE, que eligió al actual líder socialista como secretario general, se perfilan como algunas de las principales banderas con las que el concejal socialista competirá frente a los otros tres aspirantes ya declarados -los alcaldes de Morella y Alaquàs, Ximo Puig y Jorge Alarte, respectivamente, y el presidente de la Fundación Jaime Vera, Francesc Romeu-. Abalos es el único de todos ellos que puede presumir de haber respaldado la opción de cambio que ahora lidera el socialismo español incluso cuando Zapatero compitió con José Bono por la secretaría general.La candidatura del presidente del PSPV de Valencia resitúa el mapa de aspirantes a la secretaría general. Abalos cuenta con apoyos destacados en algunas de las comarcas decisivas -por su peso específico- para el resultado del congreso. Tras el cónclave de Madrid, la opción de Ximo Puig parece salir debilitada. No tanto porque haya perdido respaldos, como por el hecho de que los que tiene garantizados parecen insuficientes, al menos en solitario, para tener opciones de victoria. Y esa circunstancia, la de la incapacidad para llegar a acuerdos con otras sensibilidades o con otros candidatos, se perfila como su principal dificultad.En los casos de Alarte y Romeu ocurre algo parecido. Ni el alcalde de Alaquàs -en campaña desde hace más de un año- ni el director de la Jaime Vera (y por lo tanto, ahora a las órdenes, orgánicamente, de Pajín) parecen haber consolidado un núcleo de apoyos lo suficientemente importante como para pensar que pueden ganar el congreso con un porcentaje de apoyos suficientemente holgado. La irrupción de Abalos divide un poco más esa tarta de delegados y complica las posibilidades de lograr los avales necesarios (un centenar) para convertirse oficialmente en candidato a la secretaría general.De forma paralela al aumento del número de aspirantes a la secretaría general -la diputada Ana Noguera también ha dejado entrever su disposición, aunque sigue sin dar el paso-, Madrid insiste en garantizar su neutralidad ante un proceso que, al menos desde que los socialistas perdieron el poder, nunca ha logrado una dirección estable. Desde el congreso ganado por Joan Romero en 1997, en la Universitat Politécnica, hasta el de Castellón de 2004 en el que se impuso Ignasi Pla, pasando por el de 2000 en Alicante, las ejecutivas salidas de esos cónclaves se han demostrado incapaces de acabar con la división del partido en familias, y sobre todo, ha reafirmado una manifiesta incapacidad para recortar distancias con el PP y pugnar por la Generalitat o por las principales instituciones.Todo lo contrario. La candidatura encabezada por Ignasi Pla en los dos últimos comicios ha propiciado que los populares ensancharan su ventaja por encima de los 18 puntos. Probablemente, si el principal objetivo de la dirección que salga elegida del congreso del mes de septiembre es acercarse al PP, ese será uno de los principales debates que tendrán que abordar los aspirantes a liderar el partido. O debería.
Publicado en el Diario de Las Provincias