Dos promotoras valencianas, Nou Temple y Encoval, presentan suspensión de pagos dejando más de 2.500 viviendas sin terminar. La noticia pretende insertarse en la crisis del sector inmobiliario vinculada a las dificultades crediticias y a la desaceleración económica que vivimos. Pero no es así. En el caso de Nou Temple no hay relación con crisis económica alguna sino con una gestión supuestamente empresarial claramente inviable. En los últimos años, la especulación inmobiliaria se disparó abusando de los bajos tipos de interés. El lucro especulativo sustituyó al esfuerzo emprendedor e inversor. Estábamos ante un fenómeno artificioso que como burbuja solo cabía esperar que explosionara. Y eso es lo que ahora acontece. Nou Temple decide someterse ahora al proceso concursal pero sus problemas no son de ahora. Llevan más de tres años, en el marco de una economía en crecimiento, sin cumplir con las obras objeto de sus contratos. Han estado jugando con el dinero de quienes aspiraban a tener una residencia de ensueño para obtener unos beneficios injustos.
Quienes pretendían ejercer con su dinero el derecho a la vivienda ven como sus sueños y ahorros se esfuman. Y es en este aspecto donde cabe destacar la indefensión del consumidor. La vivienda es un derecho básico y su adquisición exige una regulación que impida el abuso por parte de falsos empresarios. Como también exige una reflexión la publicidad basada en la imagen de personajes famosos que comparecen como garantía. Si ponen la cara para empresas, cobrando por ello, algo debería afectarles cuando éstas defraudan.
Publicado en el Diario ABC el 30 de Marzo de 2008