lunes, 17 de marzo de 2008

TRAS LAS ELECCIONES

Tal y como se presenta estos días el PP valenciano da la impresión que han ganado las elecciones, cuando son parte de un proyecto derrotado en las urnas, pues nuestra Comunidad no es un territorio independiente. A los socialistas valencianos, en cambio, se nos pretende desvincular de la victoria de Zapatero, cuando somos parte de ella por pertenencia pero también por la aportación en escaños y por el encaje del efecto de determinadas políticas. Por ejemplo, en Aragón y Cataluña proclamar el no al trasvase del Ebro resultaba positivo, pero aquí, tras la campaña de manipulación del PP en este asunto, suponía lo contrario. Y eso no deja de ser una aportación de los socialistas valencianos en aras a la racionalidad en el manejo de los recursos hidráulicos no exento de costes electorales.

Pero dicho esto, es cierto que el PP ha logrado su hegemonía a partir de la construcción de un imaginario pseudonacionalista e interclasista y de una única oferta política en nuestra Comunidad. Ese proyecto “patrio” no es reciente, sino que surge durante los primeros gobiernos locales y autonómicos socialistas con la guerra de la lengua y los símbolos, y la explotación del “fantasma catalanista”. Le siguió la reivindicación victimista y se consolidó con el PP gobernando las instituciones valencianas. El agua ha sido un elemento más en esa construcción identitaria de carácter emocional. Y paralelamente a este proceso, el PP ha concentrado en una sola opción partidaria desde la derecha extrema hasta el centro derecha, absorbiendo además todas las manifestaciones políticas regionalistas.
Publicado en el Diario ABC el 16 de Marzo de 2008