Lo mejor del debate entre Zapatero y Rajoy han sido los comentarios y análisis posteriores. La gente no habla de otra cosa y su percepción es más fina que la de los que nos dedicamos a esto de la política. Los medios, por su parte, han hecho un esfuerzo sin precedentes en la disección de todos sus aspectos.
El debate lo perdió Rajoy porque era el que más tenía que ganar. Él es quien va por detrás en las encuestas y, por tanto, el que debía conseguir remontar. Sin embargo, con un argumentario ya conocido y previsible, prefirió dirigirse a un electorado ya consolidado. No consiguió quitarse la etiqueta de crispador diciendo que Zapatero había agredido a las víctimas del terrorismo o descalificando a los artistas y creadores que apoyan al PSOE.
A los valencianos, al menos, nos quedó claro que con él no habrá trasvase del Ebro, con lo que el tema queda definitivamente cerrado.
Rajoy desperdició su último tiempo con una final, en palabras de Ansón, “lamentable, absurdo y sin sentido que no tenía nada que ver con el debate”. Al autor del cuento ya lo pueden despedir.
El debate lo perdió Rajoy porque era el que más tenía que ganar. Él es quien va por detrás en las encuestas y, por tanto, el que debía conseguir remontar. Sin embargo, con un argumentario ya conocido y previsible, prefirió dirigirse a un electorado ya consolidado. No consiguió quitarse la etiqueta de crispador diciendo que Zapatero había agredido a las víctimas del terrorismo o descalificando a los artistas y creadores que apoyan al PSOE.
A los valencianos, al menos, nos quedó claro que con él no habrá trasvase del Ebro, con lo que el tema queda definitivamente cerrado.
Rajoy desperdició su último tiempo con una final, en palabras de Ansón, “lamentable, absurdo y sin sentido que no tenía nada que ver con el debate”. Al autor del cuento ya lo pueden despedir.
Publicado en el Diario ABC el 27 de Febrero de 2008