Quien más puso, más perdió. Ni más ni menos que eso es lo que le ha pasado a Camps en el congreso provincial de su partido en Alicante. Se ha cumplido el peor pronóstico para la dirección regional del PP, en clara connivencia con la dirección nacional: la victoria de José Joaquín Ripoll, que renueva cargo. Camps ya intentó deshacerse de Ripoll en el anterior congreso, y no pudo. En esta ocasión echó el resto promoviendo un candidato alternativo, provocando desafecciones y deslealtades, conjurando maniobras orgánicas con la complicidad de Madrid, animando declaraciones duras y descalificatorias y orquestando un clima de opinión muy negativo para Ripoll. Tal dimensión adquirió la ofensiva que más de un dirigente del PP mostraba su preocupación por, si tras tanta artillería, pudiera ganar todavía el denostado zaplanista.
Ahora veremos como pueden desdecirse los y las que se calentaron la boquita a costa del referente alicantino. A Ripoll no le queda más que contemporizar, como así lo ha hecho hasta ahora, con Camps y sus discípulos, pero bien sabe que si está vivo es porque no les salió bien la jugada a aquellos. Pero es seguro que habrá tomado nota definitiva de algún que otro traidor.
El otro congreso provincial del PP, el de Castellón, es ya otra cosa, más bien propia del surrealismo o del realismo mágico. La pregunta obligada es: ¿Tanto poder tiene Fabra, fuera de Castellón, como para batir toda lógica política que obliga a retirar protagonistas tan quemados? Esto deber ser solo comprensible para el PP. Se le suponía más poder a Camps.
Ahora veremos como pueden desdecirse los y las que se calentaron la boquita a costa del referente alicantino. A Ripoll no le queda más que contemporizar, como así lo ha hecho hasta ahora, con Camps y sus discípulos, pero bien sabe que si está vivo es porque no les salió bien la jugada a aquellos. Pero es seguro que habrá tomado nota definitiva de algún que otro traidor.
El otro congreso provincial del PP, el de Castellón, es ya otra cosa, más bien propia del surrealismo o del realismo mágico. La pregunta obligada es: ¿Tanto poder tiene Fabra, fuera de Castellón, como para batir toda lógica política que obliga a retirar protagonistas tan quemados? Esto deber ser solo comprensible para el PP. Se le suponía más poder a Camps.
Publicado en el Diario ABC el 15 de Diciembre de 2008