lunes, 19 de octubre de 2009

GRACIAS A LA VIDA

El fallecimiento de Mercedes Sosa, como el de Benedetti hace unos meses, nos muestra como se van apagando los ecos de las voces que dieron vida a una generación inquieta, comprometida y con ansias de vida que caracterizó a muchos de los jóvenes de las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado. La canción “Gracias a la vida” es un ejemplo de esas ansias por gozar en plenitud lo que llamaríamos el regalo de la vida pero no desde una perspectiva complaciente sino comprometida y amorosa. Amor por la vida traducido en un desafío, en ganas de vivir y, paradójicamente, en un motivo para perderla si la misma causa así lo exigía o merecía. De aquella generación nos queda un legado impresionante y abultado de soñadores que abonaron tantos sentimientos y emociones que hoy, los testigos afortunados de aquella época, sentimos con la nostalgia de una juventud que, sintiéndose con fuerza, quería cambiar el destino del mundo.

Yo también quiero darle gracias a la vida porque me permitió gozar de aquellos sueños, y me permite hallar todavía unas hermosas raíces. Pero lamento, también que los jóvenes de hoy no tengan nuestra oportunidad.

Las pensiones insultantes de los ejecutivos bancarios ajenos y nada responsables, al parecer, de una crisis que se dice financiera y las edificantes conversaciones telefónicas vinculadas al caso Gürtel que han centrado la actualidad semanal resultan disuasorias para cualquier joven a la hora de vincularse a la política. O quizás pueda resultar todo lo contrario.
Publicado en el Diario ABC el 11 de Octubre de 2009