domingo, 28 de octubre de 2007

EVITEMOS LA GLORIA DEL DELINCUENTE

“Ojos que no ven, corazón que no siente” reza el dicho popular, que traducido en positivo quiere decir que cuando los ojos ven el corazón siente. Y eso es lo que ha pasado con la reiterada difusión del video del metro de Barcelona, en el que un descerebrado, lamentablemente español, golpeaba con la crueldad y con la rabia de un incipiente frustrado, a una menor ecuatoriana. A la gran mayoría de la población, lo cual es un dato positivo, nos ha indignado la visión de tales hechos.

Como el desgraciado cobarde necesita dar sentido a su miserable vida se apropia del veneno racista para justificar su frustración permanente. Pero este individuo no es realmente un racista sino un inadaptado social que lo mismo golpea a una inmigrante, a un menor español, a un mendigo, a un compañero de escuela o a sus padres. Un tipo que seguramente será un fracasado escolar más; carente de cualquier valor moral, político o religioso; desprendido de cualquier inquietud ética o estética. En fin, un subproducto de nuestra sociedad.

Por ello, conviene no reducir el caso a una agresión racista y sí advertir que debemos plantearnos con seriedad la educación de nuestros menores. Se habla mucho de los derechos de éstos y nada de las obligaciones que comporta tal condición. Demasiada indulgencia y escasa autoridad moral, ausencia de afectos y malos ejemplos, y seguramente más cosas, pero hagamos algo por impedir la generación de semejantes individuos. Y, por favor, no le entrevisten.
Publicado en el Diario ABC el 28 de Octubre de 2007