domingo, 14 de octubre de 2007

EL ABUSO DE LOS COLORES

Cuando el debate racional brinda pocos resultados siempre queda el recurso irracional mediante la manipulación de las emociones. Cuesta menos apelar a los sentimientos más primarios de la gente que tratar de hacer pedagogía. El problema de este recurso son los costes pero eso ya es una cuestión de interés y responsabilidad subordinada al mismo. Los símbolos tratan de representar una identidad pero son artificiosos, representativos pero irreales. La identidad es cierta o puede ir configurándose como tal, pero los símbolos son siempre adoptados por la comunidad. Es cierto, sin embargo, que una simbología inveterada puede llegar a ser entendida como parte de la identidad, pero no por ella deja de ser accesoria. Por eso, forzar una polémica por la simbología esconde siempre el enmascaramiento de otros propósitos. El intento de confrontar a través del sentimiento simbólico me parece despreciable, pues nos lleva a un espacio irracional, violento, precivilizatorio. Incluyo en este apartado a los exaltadores y a los que denigran tales símbolos. La Constitución y los Estatutos de Autonomía establecen nuestros símbolos, y no veo problema sobre ello. Cualquier otro símbolo o bandera, de la dictadura o de la república, expresa una ideología pero no una nación. Esa práctica ímbecil de ir quemando fotografías, banderas y demás solo nos debe llevar al desprecio de quienes defendemos un orden convivencial basado en el respeto y en la educación cívica. El maleducado, el bruto, el gritón es siempre eso mismo, un individuo marginal y fracasado cuyas frustraciones no deben afectar la felicidad del resto.
Publicado por el Diario ABC el 14 de Octubre de 2007