martes, 3 de febrero de 2009

LAS CLASES MEDIAS

La crisis económica se sitúa cada vez más en una crisis de confianza. Desconfianza a nivel doméstico y desconfianza a nivel estructural.

Los ciudadanos, incluso los no afectados en principio por la crisis, se tornan prudentes y limitan el gasto y las expectativas. Es el caso de los funcionarios y trabajadores que gozan de una estabilidad en el empleo y que incluso se benefician de la ausencia de inflación y de la bajada de los tipos de interés que afecta a las hipotecas.

Están, por supuesto, los que mantienen un buen nivel de riqueza y entre ellos, los que, sin duda, han debido acumular buenos recursos durante los años de expansión de la burbuja, pero que no atisban horizontes de seguridad para efectuar inversiones.

Y finalmente, quedan los más vulnerables ante la nueva situación, los afectados por expedientes de regulación de empleo, los remitidos al desempleo, los expulsados del mito del crecimiento imparable y de la “España de las Oportunidades” (¿Se acuerdan?). En este sector vulnerable, se encuentran también los que siempre han estado en crisis pese al citado mito, los del empleo precario, intermitente, parcial o infrapagado o los dependientes del subsidio.

De confirmarse esta hipótesis estaríamos en una sociedad de tres tercios, que en términos de bienestar es lo que llamamos dualización. El sentimiento amplio de clase media, elemento que contribuye a la cohesión social, corre el riesgo de agotarse. Por eso, cuando a Rita Barberá, solo se le ocurre apelar a la aplicación de recursos para los afectados por la crisis en clave de indigencia, uno empieza a temblar.
Publicado en el Diaro ABC el 2 de Febrero de 2009