Mayor Oreja tiene un encargo de su partido y un propósito político personal. El primero consiste en ganar las elecciones europeas al partido socialista, y el segundo hacer valer dentro de su partido las posiciones más reaccionarias que conectan con los valores que profesa y que nunca, al menos con esa claridad, ha querido Rajoy mostrarse vinculado directamente. Lo pudimos observar con nitidez en el debate televisado entre el citado y López Aguilar, y lo hemos escuchado en varias ocasiones posteriores, incluida la justificación dada a las declaraciones de Cañizares.
Mayor Oreja insiste en la crisis y el desempleo, y en eso se ajusta al manual de campaña del PP, pero aporta su propio guión introduciendo la defensa de los valores, los suyos evidentemente aunque les otorgue un carácter de derecho natural, que conectan con la doctrina de la Conferencia Episcopal y así habla de familia y aborto de modo persistente. Si ganara la candidatura de Mayor Oreja podría decir éste que ganó también la prédica de sus valores y exigiría a su presidente, Rajoy, mayor rotundidad en la defensa de esos valores.
Por lo demás, la campaña acabará como comenzó, en clave nacional, con la máxima tensión y vuelo raso. Para el PP son las primarias de unas deseadas elecciones anticipadas o la reválida de unas elecciones pasadas no asumidas. Cuatro años fueron demasiado así que ocho deben ser una eternidad. Rajoy no puede esperar y al PP le cuesta mucho sentirse fuera de lo que considera propio.
Mayor Oreja insiste en la crisis y el desempleo, y en eso se ajusta al manual de campaña del PP, pero aporta su propio guión introduciendo la defensa de los valores, los suyos evidentemente aunque les otorgue un carácter de derecho natural, que conectan con la doctrina de la Conferencia Episcopal y así habla de familia y aborto de modo persistente. Si ganara la candidatura de Mayor Oreja podría decir éste que ganó también la prédica de sus valores y exigiría a su presidente, Rajoy, mayor rotundidad en la defensa de esos valores.
Por lo demás, la campaña acabará como comenzó, en clave nacional, con la máxima tensión y vuelo raso. Para el PP son las primarias de unas deseadas elecciones anticipadas o la reválida de unas elecciones pasadas no asumidas. Cuatro años fueron demasiado así que ocho deben ser una eternidad. Rajoy no puede esperar y al PP le cuesta mucho sentirse fuera de lo que considera propio.
Publicado en el Diario ABC el 1 de Junio de 2009
