Lo que parecía fuera de tiempo y lugar, un golpe de Estado, ha vuelto a producirse en Honduras. Nuevamente, la imagen de una América Latina asociada a caudillismos y asonadas militares se proyecta hacia el mundo a través de un golpe de Estado de corto recorrido. La reacción rápida de EE.UU, de la OEA, de la ONU y de la Unión Europea condenando el golpe y exigiendo el retorno a la normalidad constitucional hace muy difícil la viabilidad del golpe y, en todo caso, afea la actitud de sus valedores.El intento de evitar una perpetuación en el poder por parte del actual presidente de Honduras parece ser la explicación de los golpistas. Acusación que se da en otros países de América Latina y es que la cuestión de la reelección está pendiente de ser abordada en el ámbito político latinoamericano. La naturaleza presidencialista y la tentación caudillista de sus regimenes políticos motivaron la no reelección como elemento común en el constitucionalismo latinoamericano. Sus defensores justifican este límite para hacer frente al abuso de poder pero también es cierto que tal limitación impide el juicio y la sanción popular, limita el alcance de los proyectos políticos y, en ocasiones, derrocha liderazgos. Creo que debe ser posible la reelección, lo mismo en Colombia que en Venezuela, en Ecuador y en Bolivia, en Chile y en Honduras, aunque se limite el número de reelecciones. La fortaleza democrática debe encajar esa posibilidad tal y como ocurre en nuestro continente.
Publicado en el Diario ABC el 29 de Junio de 2009
