José Adolfo Paredes, uno de los soldados que disparó contra Víctor Jara en el Estadio de Chile en 1973, que sirvió de centro de torturas, asesinatos y desapariciones desde los días siguientes al golpe militar de Augusto Pinochet contra el gobierno democrático de Salvador Allende, ha sido procesado como autor de asesinato en Chile.La Comisión de la Verdad de Chile ya había determinado en 1990 que Jara fue brutalmente torturado y asesinado tan sólo cinco días después del triunfo del golpe de Pinochet, en el Estadio de Chile.El pasado 22 de mayo, casi 36 años después de los hechos, José Adolfo Paredes fue detenido y ahora procesado, pero la familia, amigos y defensores de la memoria de Jara, lejos de alegrarse, insisten en que la culpa de aquel asesinato y aquella ola de represión y muerte organizada no puede achacarse a un soldado raso de 18 años y piden que se castigue a los autores intelectuales de ese asesinato y de todas los asesinatos, torturas y desapariciones que realizaron los militares de Pinochet, quien se mantuvo en la presidencia del gobierno chileno desde el golpe en 1973 hasta 1988.En mayo del año pasado, el juez chileno Fuentes Belmar cerró el sumario del caso con un único inculpado, el jubilado coronel del Ejército Mario Manríquez Bravo, director del campo de prisioneros en el que fue transformado el Estadio Chile.La investigación se reabrió a principios de junio, cuando el magistrado acogió gran parte de las 40 diligencias solicitadas días antes por el abogado querellante y representante de la familia, Nelson Caucoto. Caucoto ha manifestado su disconformidad con el dictamen del juez, ya que señaló que el interés de la familia del cantautor es dar con el paradero de los autores intelectuales del crimen.Víctor Jara es uno de los símbolos de la represión de la dictadura chilena. Militante comunista, apoyó la victoria democrática y el gobierno de Salvador Allende. Autor de canciones como 'Te recuerdo Amanda' y también director de teatro, la obra de Jara es un canto a la vida, al pueblo y a la justicia social.Su muerte, tras una brutal tortura mediante la cual le arrancaron las manos, se convirtió en símbolo de la represión de la dictadura chilena.