Según los datos de compraventas del Colegio de Registradores y de las viviendas nuevas terminadas del Ministerio de Vivienda desde 2005, el stock de viviendas acabadas sin vender en España estaría en septiembre en 783.061 unidades. De esas 783.061 viviendas en stock, 143.320 se ubican en la Comunidad Valenciana, lo que representa el 18,3 % del total nacional. De ahí que el rotulo más habitual de nuestro paisaje sea el de “En Venta”.
Los datos demuestran que el desarrollo de la actividad inmobiliaria en nuestra Comunitat ha sido muy importante en relación con el resto de España y que, por consiguiente, los efectos de la crisis económica de origen inmobiliario y financiero han de notarse más en nuestro territorio como así lo evidencian los registros del desempleo. Nuestro gobierno autonómico no ha sido ajeno a este modelo inmobiliario. Más bien todo lo contrario, pues cualquier advertencia sobre la insostenibilidad de tal modelo fue calificado desde la portavocía del Consell como una agresión al desarrollo de nuestra tierra y quienes osaron denunciar que el modelo económico se basaba en la especulación, en la perversión de los valores empresariales y en un futuro incierto, que estimulaba una mano de obra de baja formación difícil de reciclar, fueron tachados de negacionistas y traidores. Hoy los que cantaban las excelencias de nuestro imparable crecimiento son los mismos que claman por la crisis haciendo responsables a los que advirtieron las consecuencias. La cigarra del cuento arremete contra la afanosa hormiga. Todo menos asumir las responsabilidades propias pues para eso ya está la gente responsable.
Los datos demuestran que el desarrollo de la actividad inmobiliaria en nuestra Comunitat ha sido muy importante en relación con el resto de España y que, por consiguiente, los efectos de la crisis económica de origen inmobiliario y financiero han de notarse más en nuestro territorio como así lo evidencian los registros del desempleo. Nuestro gobierno autonómico no ha sido ajeno a este modelo inmobiliario. Más bien todo lo contrario, pues cualquier advertencia sobre la insostenibilidad de tal modelo fue calificado desde la portavocía del Consell como una agresión al desarrollo de nuestra tierra y quienes osaron denunciar que el modelo económico se basaba en la especulación, en la perversión de los valores empresariales y en un futuro incierto, que estimulaba una mano de obra de baja formación difícil de reciclar, fueron tachados de negacionistas y traidores. Hoy los que cantaban las excelencias de nuestro imparable crecimiento son los mismos que claman por la crisis haciendo responsables a los que advirtieron las consecuencias. La cigarra del cuento arremete contra la afanosa hormiga. Todo menos asumir las responsabilidades propias pues para eso ya está la gente responsable.
Publicado en el Diario ABC el 5 de Enero de 2009