El estudio de la fundación BBVA sobre las balanzas fiscales autonómicas ha merecido numerosos comentarios esta semana. Es lógico, pues sus conclusiones tienen mucho que ver con la vigencia de nuestro modelo de organización territorial. También el estudio viene a ratificar, desde el rigor científico, lo que ya sabíamos, esto es, que unas determinadas comunidades aportan y otras reciben. Lo que ocurre es que cuando se ven los números y se establecen las comparaciones tenemos la oportunidad de dimensionar la cuestión con mayor claridad. La secuencia o la perspectiva del tiempo que brinda el estudio también nos ha servido para saber que el proceso que afecta a las balanzas fiscales ha sido constante sin que se registre, en este sentido y hasta el 2005, ninguna consecuencia particular respecto del partido gobernante. Y digo esto por que en esta tierra nuestra hay quien goza del victimismo cada vez que el PSOE gobierna, si bien este estudio, como cualquier otro, permite interpretaciones tan interesadas como la de Pedro J. Ramírez expuesta esta semana en la celebración del aniversario de la edición valenciana de El Mundo.
Eso sí, hay conclusiones contundentes como el hecho de que a vascos y navarros no les va nada mal ser españoles, o que las aportaciones solidarias no se correspondan con la deseada calidad de los servicios propios. Dicho de otro modo, nuestra sanidad no puede ser peor, ni tampoco mejor, que la de una comunidad receptora. En cualquier caso, la solidaridad interterritorial funciona.
Eso sí, hay conclusiones contundentes como el hecho de que a vascos y navarros no les va nada mal ser españoles, o que las aportaciones solidarias no se correspondan con la deseada calidad de los servicios propios. Dicho de otro modo, nuestra sanidad no puede ser peor, ni tampoco mejor, que la de una comunidad receptora. En cualquier caso, la solidaridad interterritorial funciona.
Publicado en el Diario ABC el 2 de Diciembre de 2007