A la hora en que redacto estas líneas ignoro el desenlace de las elecciones gallegas y vascas, pero parece claro que las consecuencias de sus resultados excederán el ámbito territorial en el que se producen. La campaña electoral en estas comunidades “históricas” se ha presentado condicionada por asuntos de orden nacional, de modo que unas veces las campañas han quedado ensombrecidas y otras, han servido de escenario para la manifestación de posiciones políticas referidas a la coyuntura nacional. En esta situación, las posiciones nacionalistas han quedado reducidas, por su escaso impacto en la polémica nacional, pero pueden haber servido de refugio para quienes huyen de aquella.La incertidumbre del resultado se ha extendido al resto de las instituciones. Las consecuencias políticas de la crisis económica, por un lado, y que en buena lógica debe afectar más al partido que gobierna, el PSOE, y por otro, las derivadas de la trama de corrupción que afecta al PP y sobre la que se desconoce aún su alcance, podrán evaluarse y ser utilizadas convenientemente tras conocer el sufragio de los electores gallegos y vascos. Puede ser, sin más, que la alegría de unos suponga la desgracia de los otros, dado el nivel de tensión existente.
El PP es quien más se juega en esta partida y de ahí que la irrupción del caso Gürtel les haya molestado de sobremanera, cuando todavía andaban irritados por las noticias que brindaban los colaboradores de Esperanza Aguirre. Y es que no solo se trata de ganar o perder unas elecciones sino, además, de afianzar un proyecto político y un liderazgo.
Publicado en el Diario ABC el 2 de Marzo de 2009
