Ocho años después de que Joan Ignasi Pla le arrebatara -por sólo nueve votos- la secretaría general del PSPV, el presidente del PSOE en Valencia continúa aplicando una amplia dosis de idealismo a su actividad pública. Es su manera de «estar» en política, una actitud generadora de grandes satisfacciones, pero también de más de una decepción. José Luis Ábalos (Torrente, 1959) sopesa en estas horas si repite la experiencia de concurrir en la carrera por el liderazgo del socialismo valenciano.
-¿Cómo influirá el encumbramiento de Leire Pajín en Ferraz sobre el próximo congreso del PSPV?
-Pajín ya era un referente importante para el socialismo valenciano. Ahora se convierte en una pieza básica en la estructura federal, capaz seguramente de lograr más protagonismo para el PSPV en el engranaje general. Lo que está por ver es su grado de implicación en el futuro de nuestra agrupación. Eso es lo que se irá desvelando de aquí a septiembre.
-Finalmente, ¿Pajín cocinará un pastel, como suele decirse?
-Como secretaria de Organización, deberá buscar el consenso. Pero los acuerdos se logran, no se imponen. Lo más importante es que se verifique la decisión de las bases y, una vez hecho esto, que se trate de llegar al máximo consenso posible, no al revés.
-¿Se espera una refundación de ideas y de nombres en el nacional al estilo de lo ocurrido en el congreso federal?
-No estoy por las refundaciones, porque normalmente éstas conllevan una liquidación previa, y yo no tengo nada de liquidacionista. Lo que sí creo necesario es acomodar nuestra oferta política a la ciudadanía. De hecho, la gran señal emitida por el congreso federal a la sociedad ha sido la capacidad del socialismo de renovarse aun estando en el Gobierno. En lo que toca al PSPV, éste tiene ante todo que resolver su problema de liderazgo, conformar un equipo ambicioso, articular de una vez un discurso que sintonice con las inquietudes de los valencianos e imponerse la superación de algunos comportamientos del pasado.
-¿Qué queda del denominado lermismo?
-Tengo que creer a los que, identificados con esa etiqueta, niegan constituir corriente alguna. Las etiquetas forman parte también de ciertos comportamientos del pasado fundamentados sobre todo en la exclusión. Todos, con etiquetas o sin ellas, tenemos que hacer una reflexión trascendental sobre qué necesita este partido y qué esperan los ciudadanos de él. La elección del líder no puede estar movida por si éste le acomoda o no a la militancia, sino que debe hacerse de acuerdo con las expectativas de los electores. El partido debe dejar de preocuparse por el estatus de quienes lo integran y mirar más hacia fuera.
-¿Qué les falta a los candidatos ya declarados para que usted esté a un paso de presentar candidatura?
-Estoy en contra de la idea de exclusión. Debemos superar ese espíritu de contra. Hace unos años, era el anticiscarismo, ahora es el antilermismo, incluso para algunos fue el antiabalismo. Tradicionalmente se ha venido optando por el perfil plano, quizá porque era la mejor forma de que no se vieran alterados algunos intereses particulares. De lo que se trata hoy es de sacrificar esos intereses tan cortos por un objetivo común. Si yo me presento, nunca lo haré por desconsideración a lo que hay, sino porque creo en mí y en que mi aportación puede ser favorable para el partido. Hay que empezar a elegir en positivo, no a no elegir.
-¿De qué depende que se presente?
-De mi ánimo y de la convicción de que, efectivamente, puedo aportar a la militancia una oferta de liderazgo realmente solvente.
-¿Temen un exceso de tutela por parte de Ferraz?
-Ferraz no es árbitro de la situación, ni un tribunal que trata de encontrar la verdad absoluta. Es una dirección política que tiene sus opciones. Ni más ni menos. Yo me creo lo que se dice públicamente, y Zapatero ha indicado que el proceso de renovación del PSPV debe estar teñido de democracia. No hay que tener miedo a la democracia.
-En la actual situación, ¿cree que se puede esperar algo de referentes como Ciprià Císcar o Joan Lerma?
-Su conocimiento del partido es muy importante, ahora más que nunca, de modo que no sólo pueden aportar cosas, sino que deberían hacerlo. Como he dicho antes, no estoy por excluir a nadie.
-¿Pero le convencen o no los aspirantes que hasta hoy han dado el paso?
-Los candidatos son de lo mejor que tenemos; no sólo por lo que suponen, sino porque han tenido la valentía de someterse a la aprobación o reprobación pública de los compañeros del partido. Creo que el hecho de que en el congreso confluyan muchas candidaturas es muy positivo. En ese sentido, estoy contento. Repito que no hay que temer a la democracia, sino a los que no asumen sus consecuencias.
-¿También estaba contento cuando Joan Ignasi Pla le ganó en el congreso celebrado en Alicante?
-Estaba contento porque el proceso se hizo bien, y yo participé en él y confiaba en que se iba a hacer un esfuerzo de integración por parte de todos. Otra cosa es la fase posterior al congreso. Pero desmovilicé a todos mis apoyos y guardé lealtad a la dirección del partido aunque no participara ni de su funcionamiento ni de su gestión.
-Por lo menos, que en esta ocasión los que ganen sean mejor que aquellos...
-No se trata de eso, se trata, más que de ganar, que eso es muy fácil, de saber administrar la victoria: ser generoso, integrador y pensar en un proyecto de todos una vez se ha logrado triunfar con una parte.
-Pero usted también tiene cuota...
-La mejor forma de preservarla, sería no presentándome, pero si lo hago, será con la ilusión de lograr la representatividad plena del partido, no con el afán de defender sólo a un sector.
-¿Cómo influirá el encumbramiento de Leire Pajín en Ferraz sobre el próximo congreso del PSPV?
-Pajín ya era un referente importante para el socialismo valenciano. Ahora se convierte en una pieza básica en la estructura federal, capaz seguramente de lograr más protagonismo para el PSPV en el engranaje general. Lo que está por ver es su grado de implicación en el futuro de nuestra agrupación. Eso es lo que se irá desvelando de aquí a septiembre.
-Finalmente, ¿Pajín cocinará un pastel, como suele decirse?
-Como secretaria de Organización, deberá buscar el consenso. Pero los acuerdos se logran, no se imponen. Lo más importante es que se verifique la decisión de las bases y, una vez hecho esto, que se trate de llegar al máximo consenso posible, no al revés.
-¿Se espera una refundación de ideas y de nombres en el nacional al estilo de lo ocurrido en el congreso federal?
-No estoy por las refundaciones, porque normalmente éstas conllevan una liquidación previa, y yo no tengo nada de liquidacionista. Lo que sí creo necesario es acomodar nuestra oferta política a la ciudadanía. De hecho, la gran señal emitida por el congreso federal a la sociedad ha sido la capacidad del socialismo de renovarse aun estando en el Gobierno. En lo que toca al PSPV, éste tiene ante todo que resolver su problema de liderazgo, conformar un equipo ambicioso, articular de una vez un discurso que sintonice con las inquietudes de los valencianos e imponerse la superación de algunos comportamientos del pasado.
-¿Qué queda del denominado lermismo?
-Tengo que creer a los que, identificados con esa etiqueta, niegan constituir corriente alguna. Las etiquetas forman parte también de ciertos comportamientos del pasado fundamentados sobre todo en la exclusión. Todos, con etiquetas o sin ellas, tenemos que hacer una reflexión trascendental sobre qué necesita este partido y qué esperan los ciudadanos de él. La elección del líder no puede estar movida por si éste le acomoda o no a la militancia, sino que debe hacerse de acuerdo con las expectativas de los electores. El partido debe dejar de preocuparse por el estatus de quienes lo integran y mirar más hacia fuera.
-¿Qué les falta a los candidatos ya declarados para que usted esté a un paso de presentar candidatura?
-Estoy en contra de la idea de exclusión. Debemos superar ese espíritu de contra. Hace unos años, era el anticiscarismo, ahora es el antilermismo, incluso para algunos fue el antiabalismo. Tradicionalmente se ha venido optando por el perfil plano, quizá porque era la mejor forma de que no se vieran alterados algunos intereses particulares. De lo que se trata hoy es de sacrificar esos intereses tan cortos por un objetivo común. Si yo me presento, nunca lo haré por desconsideración a lo que hay, sino porque creo en mí y en que mi aportación puede ser favorable para el partido. Hay que empezar a elegir en positivo, no a no elegir.
-¿De qué depende que se presente?
-De mi ánimo y de la convicción de que, efectivamente, puedo aportar a la militancia una oferta de liderazgo realmente solvente.
-¿Temen un exceso de tutela por parte de Ferraz?
-Ferraz no es árbitro de la situación, ni un tribunal que trata de encontrar la verdad absoluta. Es una dirección política que tiene sus opciones. Ni más ni menos. Yo me creo lo que se dice públicamente, y Zapatero ha indicado que el proceso de renovación del PSPV debe estar teñido de democracia. No hay que tener miedo a la democracia.
-En la actual situación, ¿cree que se puede esperar algo de referentes como Ciprià Císcar o Joan Lerma?
-Su conocimiento del partido es muy importante, ahora más que nunca, de modo que no sólo pueden aportar cosas, sino que deberían hacerlo. Como he dicho antes, no estoy por excluir a nadie.
-¿Pero le convencen o no los aspirantes que hasta hoy han dado el paso?
-Los candidatos son de lo mejor que tenemos; no sólo por lo que suponen, sino porque han tenido la valentía de someterse a la aprobación o reprobación pública de los compañeros del partido. Creo que el hecho de que en el congreso confluyan muchas candidaturas es muy positivo. En ese sentido, estoy contento. Repito que no hay que temer a la democracia, sino a los que no asumen sus consecuencias.
-¿También estaba contento cuando Joan Ignasi Pla le ganó en el congreso celebrado en Alicante?
-Estaba contento porque el proceso se hizo bien, y yo participé en él y confiaba en que se iba a hacer un esfuerzo de integración por parte de todos. Otra cosa es la fase posterior al congreso. Pero desmovilicé a todos mis apoyos y guardé lealtad a la dirección del partido aunque no participara ni de su funcionamiento ni de su gestión.
-Por lo menos, que en esta ocasión los que ganen sean mejor que aquellos...
-No se trata de eso, se trata, más que de ganar, que eso es muy fácil, de saber administrar la victoria: ser generoso, integrador y pensar en un proyecto de todos una vez se ha logrado triunfar con una parte.
-Pero usted también tiene cuota...
-La mejor forma de preservarla, sería no presentándome, pero si lo hago, será con la ilusión de lograr la representatividad plena del partido, no con el afán de defender sólo a un sector.
Entrevista realizada en el Diario ABC