La semana pasada agricultores, ecologistas y consumidores han llevado a cabo iniciativas y actos reivindicativos contra los cultivos transgénicos que culminaron con una multitudinaria manifestación en Zaragoza el sábado.
La historia de los transgénicos, reviste tintes siniestros pues se combinan oscurantismo, grandes intereses y presuntos daños en la salud de las personas y del medio ambiente. El bloqueo conseguido por ese oscurantismo y los intereses económicos y políticos que existen detrás de la concentración de la biotecnología en las ocho mayores compañías farmacéuticas ha provocado que no dispongamos de una información contrastada acerca de los efectos del cultivo de transgénicos. Así llama la atención el carácter de confidenciales que tienen las pruebas realizadas por las comercializadoras. El Dr. Gilles-Eric Séralini, Catedrático de Biología Molecular, ha denunciado la imposibilidad de requerir las mismas pruebas a estos productos que, en cambio, se exigen para los medicamentos. El experto de la UE afirma que el cáncer, enfermedades hormonales, metabólicas, inmunitarias, nerviosas y reproductivas están relacionadas con los agentes químicos que contienen los transgénicos.
Se han hecho públicos también, por parte del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, los resultados de una investigación sobre el uso del glisofato, agrotóxico básico de la industria sojera, que concluye que el mismo produce malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas, aún en dosis muy inferiores a las utilizadas en la agricultura.
Austria y Hungría prohíben determinados transgénicos y Alemania se ha sumado a esta restricción. Es hora de que en España procedamos a considerar esta cuestión.
La historia de los transgénicos, reviste tintes siniestros pues se combinan oscurantismo, grandes intereses y presuntos daños en la salud de las personas y del medio ambiente. El bloqueo conseguido por ese oscurantismo y los intereses económicos y políticos que existen detrás de la concentración de la biotecnología en las ocho mayores compañías farmacéuticas ha provocado que no dispongamos de una información contrastada acerca de los efectos del cultivo de transgénicos. Así llama la atención el carácter de confidenciales que tienen las pruebas realizadas por las comercializadoras. El Dr. Gilles-Eric Séralini, Catedrático de Biología Molecular, ha denunciado la imposibilidad de requerir las mismas pruebas a estos productos que, en cambio, se exigen para los medicamentos. El experto de la UE afirma que el cáncer, enfermedades hormonales, metabólicas, inmunitarias, nerviosas y reproductivas están relacionadas con los agentes químicos que contienen los transgénicos.
Se han hecho públicos también, por parte del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, los resultados de una investigación sobre el uso del glisofato, agrotóxico básico de la industria sojera, que concluye que el mismo produce malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas, aún en dosis muy inferiores a las utilizadas en la agricultura.
Austria y Hungría prohíben determinados transgénicos y Alemania se ha sumado a esta restricción. Es hora de que en España procedamos a considerar esta cuestión.
Publicado en el Diario ABC el 20 de Abril de 2009