
Es un modo particular de ejercer el autogobierno más allá de las competencias atribuidas resaltando los aspectos ideológicos aunque se descuiden las autenticas responsabilidades. Así parece que el aborto si es una cuestión autonómica mientras que el desempleo no lo es. Ocurre, sin embargo, que al introducirse en terrenos impropios lo único que cabe esperar es mucha propaganda y mucha polémica. Al situar una posición ideológica con envoltorio de política de gobierno, se legitima la vía para la promoción y la subvención de los grupos contrarios a las decisiones del gobierno nacional. Un panorama más bien propio de situaciones convulsas y países con institucionalidad débil, solo que aquí ya estamos acostumbrados. Pero lo habitual no hace razonables las cosas y lo que queda es el ridículo.
Publicado en el Diario ABC el 6 de Abril de 2009