Desde hace años andamos preocupados en este país por el descenso de la natalidad. La incorporación de la mujer al trabajo y en general a la propia sociedad, el bienestar económico alcanzado y el correspondiente cambio de valores y factores culturales invirtió la tendencia de un país tradicionalmente natalista. Los nacimientos disminuyen y el número de parejas con un solo hijo o ninguno es ya habitual. Esto supone un envejecimiento de la población y por consiguiente de la sociedad con todo lo que ello implica. Obviamente, los efectos económicos son importantes pero también la supervivencia de nuestra cultura por más sometidos que estemos a la globalización.
Por ello es fundamental desarrollar políticas que favorezcan la natalidad o, al menos, no la penalicen porque, de hecho, hoy es un problema tener hijos. Lo es en el orden económico, en el laboral de modo rotundo, en el personal, etc. Si una familia, del tipo que sea, decide tener hijos está contribuyendo al futuro de este país pero una cosa es una contribución, y otra un sacrificio. Las ayudas actuales son inexistentes o alcanzan tan solo al sector social más desfavorecido. Quizá solo sean dignas de mención los beneficios fiscales del IRPF. Así pues, hay que elaborar políticas favorables a la natalidad, especialmente en el orden laboral y, por qué no, en las pensiones. Sinceramente pienso que las pensiones de quienes hayan procreado deben ser mayores, pues al fin y al cabo tener hijos también es cotizar para la Seguridad Social.
Por ello es fundamental desarrollar políticas que favorezcan la natalidad o, al menos, no la penalicen porque, de hecho, hoy es un problema tener hijos. Lo es en el orden económico, en el laboral de modo rotundo, en el personal, etc. Si una familia, del tipo que sea, decide tener hijos está contribuyendo al futuro de este país pero una cosa es una contribución, y otra un sacrificio. Las ayudas actuales son inexistentes o alcanzan tan solo al sector social más desfavorecido. Quizá solo sean dignas de mención los beneficios fiscales del IRPF. Así pues, hay que elaborar políticas favorables a la natalidad, especialmente en el orden laboral y, por qué no, en las pensiones. Sinceramente pienso que las pensiones de quienes hayan procreado deben ser mayores, pues al fin y al cabo tener hijos también es cotizar para la Seguridad Social.
Publicado el 16 de Septiembre de 2007 Diario ABC