La alcaldesa de Valencia está indignada con eso de que la presidencia del Consorcio de la Copa de América tenga carácter rotatorio pero algo tendrá que ver ella con esa decisión. Un consorcio es el resultado del acuerdo entre distintas administraciones públicas para alcanzar un fin de interés común. Lo normal es que ese interés aúne a tales administraciones y las relaciones entre las mismas estén basadas en la colaboración leal y el respeto mutuo. La Copa del América no habría sido posible sin la colaboración del gobierno. Sin embargo, RB utilizó la presidencia del Consorcio para arremeter continuamente contra su socio, el Gobierno de España. Vinculó el éxito del evento al desgaste del gobierno. Si alguien ha usado de modo absolutamente partidista y excluyente el evento es Rita Barberá. RB tiene todo el derecho a criticar al gobierno desde su compromiso con el PP e incluso exigir a éste, y también al de la Generalitat, todas las ayudas que necesita Valencia, pero no puede ser tan desleal. RB ha reprochado al gobierno de la nación que no se implicara más con Valencia en el desarrollo de la Copa y ahora que se ven gestos públicos de mayor implicación los critica. Hasta los organizadores del evento pueden llegar a ser tildados de traidores. Lo normal es que si el Consorcio es de tres, la presidencia sea rotatoria, así ocurre en la Unión Europea. Cuando uno abusa termina encontrando límites. Aprender a compartir es algo que le hace falta a nuestra alcaldesa.
Publicado el 9 de Septiembre de 2007