El comienzo del nuevo curso escolar me ha recordado una idea que viene inquietándome hace tiempo. Escuchando las noticias respecto del coste de los libros de texto podíamos observar como una ciudadana decía que ignoraba el precio de esos libros pues en su comunidad, Aragón, eran gratis. Y efectivamente así es, en unas comunidades los libros de texto son gratis, en otras hay bonificaciones y en otras le cuestan al ciudadano lo que cuestan. Si repasamos la aplicación territorial de las distintas políticas sociales comprobamos que los ciudadanos reciben distintas prestaciones según la comunidad en la que residan.
Con el traspaso de competencias a las comunidades autónomas estas han pasado a sustentar el Estado Social en España y esta responsabilidad exige el cumplimiento del principio constitucional de igualdad de los españoles con independencia del territorio en el que vivan y, por consiguiente, a recibir un nivel mínimo en la prestación de servicios públicos. El problema es que para algunos ciudadanos este nivel exigible es mínimo de verdad con relación al de otros de otras comunidades.
Hay comunidades punteras en gasto sanitario, otras en difusión de Internet, otras en educación, otras en política de vivienda y otras en nada de ello. Un ejemplo, nuestra Comunidad es la que menos invierte en sanidad por habitante en función de su presupuesto. Estas diferencias políticas llevan a desigualdades personales y territoriales y no es solo un problema de recursos económicos sino, sobre todo, de políticas. El valor de la descentralización se juega en este ámbito.
Con el traspaso de competencias a las comunidades autónomas estas han pasado a sustentar el Estado Social en España y esta responsabilidad exige el cumplimiento del principio constitucional de igualdad de los españoles con independencia del territorio en el que vivan y, por consiguiente, a recibir un nivel mínimo en la prestación de servicios públicos. El problema es que para algunos ciudadanos este nivel exigible es mínimo de verdad con relación al de otros de otras comunidades.
Hay comunidades punteras en gasto sanitario, otras en difusión de Internet, otras en educación, otras en política de vivienda y otras en nada de ello. Un ejemplo, nuestra Comunidad es la que menos invierte en sanidad por habitante en función de su presupuesto. Estas diferencias políticas llevan a desigualdades personales y territoriales y no es solo un problema de recursos económicos sino, sobre todo, de políticas. El valor de la descentralización se juega en este ámbito.
Publicado en el Diario ABC el 30 de Septiembre de 2007