Uno de los errores en materia de comunicación, en el que los socialistas hemos incurrido desde que estamos en la oposición, radica en la incapacidad para positivar nuestros mensajes y actuaciones. Así que, hasta cosas positivas que podemos hacer acabamos proyectándolas como algo confuso y negativo. Es el caso del proceso que seguimos para la elección del próximo secretario general de los socialistas valencianos. Un proceso que arroja más luces que sombras y que, conforme voy viviendo su desarrollo, observo se trata de una gran oportunidad para el futuro del funcionamiento democrático de los partidos. El proceso que vive el PSPV es nuevo en su historia si bien arrastra lo que ya es viejo, la crisis de liderazgo y las resistencias al riesgo que comporta toda experiencia democrática que entraña una elección.
Por primera vez, quienes aspiramos a liderar la organización socialista hemos establecido un dialogo directo con las bases de la organización a lo largo de nuestra comunidad, en sustitución de los encuentros de intriga y conspiración. El contacto directo entre los candidatos y los afiliados, a través del debate político, con sus críticas, reclamaciones y consejos sobre nuestro presente y futuro, que no se había abordado hasta el momento, ha situado un nuevo marco de relación en nuestra organización al que, dada la lógica instalada, solo le faltaría que los propios afiliados fueran los que con su voto individual decidieran el próximo líder socialista. Ningún otro partido es capaz de un proceso democrático igual, que además ha contado con en el respeto entre los aspirantes. Pongamos en valor, pues, esta experiencia.
Por primera vez, quienes aspiramos a liderar la organización socialista hemos establecido un dialogo directo con las bases de la organización a lo largo de nuestra comunidad, en sustitución de los encuentros de intriga y conspiración. El contacto directo entre los candidatos y los afiliados, a través del debate político, con sus críticas, reclamaciones y consejos sobre nuestro presente y futuro, que no se había abordado hasta el momento, ha situado un nuevo marco de relación en nuestra organización al que, dada la lógica instalada, solo le faltaría que los propios afiliados fueran los que con su voto individual decidieran el próximo líder socialista. Ningún otro partido es capaz de un proceso democrático igual, que además ha contado con en el respeto entre los aspirantes. Pongamos en valor, pues, esta experiencia.
Publicado en el Diario ABC el 1 Septiembre de 2008
