Esta columna me concede el privilegio y la libertad de comentar cualquier cosa, acontecimiento o situación, pero cuando he tenido conocimiento del fallecimiento del diputado José Antonio Godoy he sentido que todo está dicho y que mi modesta aportación a la reflexión política es hoy más innecesaria que nunca ante la necesidad de dedicarle unas líneas de respeto y reconocimiento a quien durante el último lo tuve como un buen colaborador.
Conocía a Godoy, de nombre y presencia, desde los ochenta. A pesar de ello, nunca tuve una especial relación o trato personal. Cuando, hace ahora un año, Jorge Alarte, me asignó la secretaría de medio ambiente e infraestructuras del PSPV, José Antonio me telefoneó y nos citamos. Desde su responsabilidad de portavoz socialista en materia de infraestructuras en les Corts y desde su experiencia como anterior secretario de infraestructuras del partido, se ponía a disposición con toda la dignidad y la lealtad de quienes solo son capaces unos cuantos. Confié en él desde el primer momento y fue mi principal referente en materia de infraestructuras. Heredé su equipo de colaboradores y, hasta hoy, es el mío. Hace tan solo una semana almorzamos y ahí estaba Godoy sin que ninguno de nosotros, incluido él, pudiera presagiar su falta.
José Antonio nos ha dejado sin transición alguna entre el ser y el no ser y, por ello, la noticia de ayer domingo nos dejaba atónitos. Me queda el consuelo de haberle agradecido su colaboración reiteradamente cuando aún estaba entre nosotros.
Conocía a Godoy, de nombre y presencia, desde los ochenta. A pesar de ello, nunca tuve una especial relación o trato personal. Cuando, hace ahora un año, Jorge Alarte, me asignó la secretaría de medio ambiente e infraestructuras del PSPV, José Antonio me telefoneó y nos citamos. Desde su responsabilidad de portavoz socialista en materia de infraestructuras en les Corts y desde su experiencia como anterior secretario de infraestructuras del partido, se ponía a disposición con toda la dignidad y la lealtad de quienes solo son capaces unos cuantos. Confié en él desde el primer momento y fue mi principal referente en materia de infraestructuras. Heredé su equipo de colaboradores y, hasta hoy, es el mío. Hace tan solo una semana almorzamos y ahí estaba Godoy sin que ninguno de nosotros, incluido él, pudiera presagiar su falta.
José Antonio nos ha dejado sin transición alguna entre el ser y el no ser y, por ello, la noticia de ayer domingo nos dejaba atónitos. Me queda el consuelo de haberle agradecido su colaboración reiteradamente cuando aún estaba entre nosotros.
Publicado en el Diario ABC el 21 de Septiembre de 2009