El curso político comienza oficialmente porque el estío no ha provocado tregua en la actividad política. Si el verano anduvo cargado de tensión partidista solo adelantaba la que se avecina, la que se proclama y la que se advierte, máxima tensión, o lo que es lo mismo, aumento de las descalificaciones políticas, también personales, debilitamiento de las instituciones, negación de la colaboración y repudio de los acuerdos.
El augurio del curso político se asemeja a una campaña electoral a la greña pero sin fecha de comicios y, por consiguiente, con mayor desesperación. Y es que los partidos políticos se juegan en este periodo algo más que ganar unas elecciones. Sus líderes y sus organizaciones se enfrentan al crédito o al descrédito. Aún más ante una crisis económica que sigue cobrándose bajas en forma de desempleados.
El caso “gürtel” sigue su curso de modo espeso y sus ecos no abandonarán sus vínculos con nuestra Comunidad aunque haya parecido lo contrario. Su persistencia seguirá provocando delirios. La institucionalidad valenciana también está en crisis y los ejemplos más clamorosos son, sin duda, la ingobernabilidad de Benidorm y el veto a la designación de Leire Pajín como senadora por las Cortes Valencianas.
De momento los líderes de los partidos mayoritarios, Zapatero y Rajoy, ya han dado el disparo de salida, uno en Valencia otro en Rodiezmo, escenarios ya habituales para la ocasión. Mucho cariño no se observa. Y entre tanto, a los ciudadanos se les va poniendo cara de huérfanos.
El augurio del curso político se asemeja a una campaña electoral a la greña pero sin fecha de comicios y, por consiguiente, con mayor desesperación. Y es que los partidos políticos se juegan en este periodo algo más que ganar unas elecciones. Sus líderes y sus organizaciones se enfrentan al crédito o al descrédito. Aún más ante una crisis económica que sigue cobrándose bajas en forma de desempleados.
El caso “gürtel” sigue su curso de modo espeso y sus ecos no abandonarán sus vínculos con nuestra Comunidad aunque haya parecido lo contrario. Su persistencia seguirá provocando delirios. La institucionalidad valenciana también está en crisis y los ejemplos más clamorosos son, sin duda, la ingobernabilidad de Benidorm y el veto a la designación de Leire Pajín como senadora por las Cortes Valencianas.
De momento los líderes de los partidos mayoritarios, Zapatero y Rajoy, ya han dado el disparo de salida, uno en Valencia otro en Rodiezmo, escenarios ya habituales para la ocasión. Mucho cariño no se observa. Y entre tanto, a los ciudadanos se les va poniendo cara de huérfanos.
Publicado en el Diario ABC el 7 de Septiembre de 2009