Es curioso, y horrible, el diagnóstico que se hace de la crisis económica mundial porque sus razones responden a conceptos que ya conocíamos y que muchos adelantaban como los activadores de una inevitable crisis. ¿Se acuerdan del fantasma de la “burbuja inmobiliaria”? Hoy es una realidad, pero para quienes manejaban información de primera y tomaban decisiones que escapaban a la inmensa mayoría de los mortales, y eternos paganos, negaron hasta la saciedad tal posibilidad. El oportunismo de corto plazo, irresponsable y a la postre impune, desaconsejaban anunciar presagios negativos. Ahora, por la avaricia desmesurada de unos y de las políticas de otros que protegieron tales actuaciones, las pequeñas empresas no pueden acceder al crédito, las personas que compraron a precios artificiales sus viviendas no pueden pagar unos prestamos cada vez más caros, los trabajadores ven peligrar sus puestos de trabajo o simplemente los han perdido, sea por la crisis o con la excusa de la crisis, y, en definitiva, millones de personas en el mundo ven que sus oportunidades de vida están seriamente amenazadas.
Los fundamentalistas del mercado echan mano del denostado Estado para salvar la ruina provocada por la desregularización, y se inventan el término salvífico de “Plan Rescate”. Otro vocablo más del lenguaje conservador de la era Bush, como lo fue el de “alivio fiscal” que permitió quitar impuestos a los más ricos o el de “impuesto sobre la muerte” para eliminar el impuesto de sucesiones. Un lenguaje para salvar a los ricos con la complicidad de los pobres a costa de un mayor empobrecimiento para éstos.
Los fundamentalistas del mercado echan mano del denostado Estado para salvar la ruina provocada por la desregularización, y se inventan el término salvífico de “Plan Rescate”. Otro vocablo más del lenguaje conservador de la era Bush, como lo fue el de “alivio fiscal” que permitió quitar impuestos a los más ricos o el de “impuesto sobre la muerte” para eliminar el impuesto de sucesiones. Un lenguaje para salvar a los ricos con la complicidad de los pobres a costa de un mayor empobrecimiento para éstos.
Publicado en el Diario ABC el 13 de Octubre de 2008